Nunca mientas: cintas de terapia, casa aislada y fisuras morales reseña

Freida McFadden convierte el encierro en un laboratorio de culpa y engaño. Un thriller psicológico que explora cuánto estamos dispuestos a creer por amor.

Publicado el 20 octubre 2025

Lo que nos gustó

  • Uso inteligente de las grabaciones como dispositivo diegético que introduce información, tensión y ambigüedad sin frenar el ritmo.
  • Estructura de capítulos cortos y cliffhangers medidos que sostienen la compulsión de lectura sin sentirse trucados.
  • Siembra de pistas limpias que permiten releer el texto y encontrar coherencia retrospectiva en el giro final.

Lo que no nos gustó

  • Dependencia ocasional de coincidencias y conveniencias espaciales dentro de la casa que fuerzan la credibilidad.
  • Caracterización de algunos secundarios funcional y algo plana frente al magnetismo del dúo protagonista.
  • Reiteración de dudas internas que, en el tercio medio, puede sentirse circular para lectoras y lectores veteranos del género.

Comentario adicional

Esta obra dialoga con la tradición de la casa como organismo simbólico, desde Rebeca hasta el thriller doméstico contemporáneo. La vivienda no es escenario sino archivo vivo donde ética y deseo chocan, y donde la intimidad ajena registrada en cintas nos convierte en oyentes cómplices. La comparación con autoras de suspense psicológico recientes revela su apuesta por un lenguaje directo y una ingeniería de pistas muy visual, cercana al true crime y a los podcasts narrativos. El subtexto sobre la exposición terapéutica y el consentimiento añade una capa moral que diferencia la novela dentro del catálogo de McFadden.

Conclusión

Nunca mientas es ideal para quien busca un rompecabezas tenso con atmósfera de encierro, voz poco fiable y un giro que reconfigura lo leído. No será la mejor elección para quien prioriza la profundidad psicológica sostenida de los secundarios o una verosimilitud estricta en la logística del misterio. Más allá del truco, el libro pregunta qué es una mentira cuando la verdad se registra, se edita y se escucha fuera de contexto. ¿Somos lo que confesamos o lo que otros entienden de nuestras palabras en una cinta?