La conjura de los necios – Ignatius J. Reilly contra el mundo (y contra sí mismo)
Una sátira brutal, divertidísima y muy inteligente sobre la mediocridad, la locura… y todo lo que hay entre medio.
La conjura de los necios
La conjura de los necios es una novela con historia propia: fue rechazada por varias editoriales y su autor, John Kennedy Toole, murió sin verla publicada. Años después, se convirtió en un clásico de culto y en uno de los libros más originales y excéntricos de la literatura estadounidense. ¿Por qué? Por Ignatius J. Reilly, su protagonista: un hombre obeso, culto, insoportable, que vive con su madre y desprecia absolutamente todo lo moderno. Es imposible leer esta novela sin reír, sin incomodarse y sin quedar atrapado en el universo absurdo y brillante que Toole creó.
Lo que nos gustó
- Ignatius es uno de los personajes más memorables que vas a leer: Lo vas a odiar, te va a dar risa y a veces hasta lástima… pero nunca te va a aburrir.
- Humor negro y satírico del bueno: Crítica social disfrazada de comedia absurda, muy bien lograda.
- Retrato genial de Nueva Orleans: Un escenario lleno de vida, caos, personajes raros y encanto decadente.
Lo que no nos gustó
- No es para todos los gustos: El humor puede parecer excesivo o pesado si no conectás con el personaje.
- Ignatius es deliberadamente desagradable: Y si no le agarrás el punto, se puede hacer difícil seguirle el juego.
- Algunos pasajes pueden sentirse repetitivos: Sobre todo en la mitad del libro.
Conclusión
La conjura de los necios es una obra única: extraña, incómoda, brillante y muy divertida. No es una lectura suave, pero sí una experiencia literaria que te saca de lo común. Si te gustan los personajes complejos, las sátiras bien escritas y reírte (aunque a veces no sepas si deberías), este libro te va a encantar.
Comentario adicional
Lo increíble de este libro es cómo Toole convierte la mediocridad y la locura cotidiana en algo épico. Ignatius es una especie de Don Quijote moderno, pero sin nobleza… solo con desdén, pedantería y problemas intestinales. Y sin embargo, no podés dejar de leerlo. La conjura de los necios tiene eso raro que tienen los clásicos: no sabés muy bien por qué funciona tan bien, pero funciona.