Cien noches, de Luisgé Martín: erotismo, poder y vigilancia – reseña

Luisgé Martín firma una indagación incómoda sobre deseo, consentimiento y la mirada que todo lo escruta en la era digital.

Publicado el 2 octubre 2025

Lo que nos gustó

  • Voz narrativa dúctil que bascula entre la observación fría y la vulnerabilidad íntima, generando fricción ética sin sermoneo.
  • Arquitectura en capítulos breves con respiraciones ensayísticas: ritmo ágil que no sacrifica densidad conceptual ni tensión emocional.
  • Tratamiento del deseo y la vigilancia tecnológica sin clichés: zonas grises, pactos tácitos y dilemas de consentimiento que interpelan al lector.

Lo que no nos gustó

  • Ciertos tramos teóricos dilatan la diégesis y pueden enfriar la empatía con los personajes.
  • El cierre opta por una resolución calculada que algunos lectores sentirán menos ambigua de lo que el planteamiento promete.
  • Personajes secundarios esbozados: sirven a la tesis más que a una vida propia en el mundo de la obra.

Comentario adicional

Leída en diálogo con la tradición de la novela moral —de Sabato a Marías—, Cien noches desplaza el eje: ya no se trata solo de culpa o celos, sino de cómo el deseo se reconfigura bajo el panóptico digital. La sospecha no nace del otro, sino del archivo: capturas, historiales, geolocalización. En ese sentido, el texto funciona como un laboratorio sobre el consentimiento y sus umbrales, donde cada elección íntima genera un dato legible y, por tanto, explotable. El subtexto político aparece sin proclamas: la lengua precisa y la focalización controlada convierten la lectura en un examen de nuestros propios sesgos. Si Houellebecq explora el desencanto y la mercantilización del afecto desde la provocación, Martín prefiere el bisturí: mirar de cerca, desmontar la retórica romántica y preguntarse qué queda cuando la experiencia se convierte en evidencia.

Conclusión

Cien noches es para quien busca una novela contemporánea española que piense el deseo sin almíbar y arriesgue en el plano ético. No será el libro ideal para lectores que quieran pura evasión o una trama cerrada sin fisuras; sí lo es para quienes disfrutan del cruce entre narración y reflexión. La pregunta que deja en el aire es simple y feroz: si todo puede registrarse, ¿qué significa confiar? Esa inquietud perdura tras la última página y convierte la lectura en una conversación necesaria con uno mismo.

Actualizado: 2 octubre 2025